¿Por qué algunas personas tienen “rizos de quimio” después del tratamiento contra el cáncer?
Uno de los efectos secundarios más visibles de la quimioterapia es la pérdida del cabello. El pelo forma parte de nuestra identidad, por eso su caída puede ser muy dura. La buena noticia es que casi siempre vuelve a crecer después del tratamiento. Sin embargo, muchas personas notan que al principio es diferente: más ondulado o rizado que antes. A esto se le llama “rizos de quimio.”
¿Por qué ocurre?
El cabello crece a partir de folículos en la piel. La forma del folículo determina si el pelo es liso, ondulado o rizado. Como la quimioterapia ataca a las células que se dividen rápidamente, los folículos —que son de las más activas en el cuerpo— sufren mucho.
Durante el tratamiento, los folículos entran en un “estado de estrés” y dejan de producir cabello, lo que causa su caída. Cuando el tratamiento termina, los folículos se reactivan, pero a veces con una forma alterada. Así, un folículo que antes generaba pelo liso puede empezar a producir ondas o rizos.
Otros cambios
La quimioterapia también puede modificar el grosor, el color o la textura del cabello. Algunas personas notan que el pelo nuevo es más fino, más claro, más oscuro o simplemente distinto.
En la mayoría de los casos estos cambios son temporales, y en aproximadamente un año el cabello recupera su aspecto original, aunque a veces puede permanecer diferente.
¿Qué se puede hacer?
Los médicos aconsejan tratar con suavidad el pelo nuevo: no teñirlo ni alisarlo químicamente al principio, ya que es más frágil. Una buena alimentación y un estado de salud general equilibrado ayudan a nutrir el cabello en su recuperación.
Aunque la espera puede ser difícil, el cuerpo tiene una gran capacidad de recuperación, y casi siempre el cabello vuelve tras la quimioterapia.
