Hace unos 70 millones de años, en la era de los dinosaurios, un gigantesco reptil similar a un cocodrilo deambulaba por el sur de la Patagonia, en lo que hoy es Argentina. Los científicos lo han bautizado como Kostensuchus atrox.
Esta criatura medía alrededor de 3,5 metros de largo y pesaba unos 250 kilogramos. Con su hocico ancho, dientes afilados y fuertes patas delanteras, era un cazador peligroso capaz de atacar dinosaurios.
El nombre proviene de “Kosten”, el fuerte viento patagónico, y “Suchus”, el dios cocodrilo egipcio Sobek. La especie era un hipercarnívoro, lo que significa que más del 70% de su dieta estaba compuesta de carne.
Los investigadores hallaron su esqueleto bien conservado en 2020 en la formación rocosa Chorrillo, en la Patagonia. Pertenece a un grupo extinto de parientes de los cocodrilos llamados peirosáuridos, comunes en Sudamérica y África durante el período Cretácico. Algunos eran carnívoros, otros herbívoros, lo que convertía a los antiguos continentes en una verdadera “tierra de cocodrilos”.
El autor del estudio, Fernando Novas, explicó que estos cocodrilos prehistóricos no solo eran muy diversos, sino que también desempeñaban un papel importante en los ecosistemas de su tiempo. Competían con los dinosaurios e incluso, a veces, se alimentaban de ellos.
Aunque Kostensuchus atrox era más pequeño que algunos dinosaurios gigantes que vivían cerca —como Maip macrothorax, un depredador de 10 metros de largo—, era lo suficientemente poderoso como para cazar dinosaurios pequeños y medianos.
Este descubrimiento demuestra que los dinosaurios convivieron con muchas criaturas feroces, no solo con otros dinosaurios, y que la antigua Patagonia fue el hogar de una gran variedad de depredadores.
