En el otoño de 2004, un grupo de glaciólogos indios (especialistas en hielo) fue al Himalaya y tuvo la fortuna de observar una extraña criatura humanoide durante casi una hora.
Esto sucedió el 27 de septiembre de 2004, el penúltimo día de la expedición. Ese día, cinco científicos estaban en un campamento en el glaciar Samudra Tapu, que se encuentra a una altitud de 4,4 km cerca del lago de alta montaña Chandra Tal.
Cabe mencionar que este lago está envuelto en muchas leyendas y tradiciones antiguas sobre el avistamiento de criaturas inusuales.
Alrededor de las 7 a.m., los científicos notaron algo volando bajo sobre el suelo que parecía una criatura humanoide, pero bastante pequeña, de un máximo de un metro y medio de altura. Pocos días después del incidente, una breve nota al respecto apareció en la revista indoamericana «SiliconIndia»:
«Este objeto inusual parecía estar unido a globos (varios blancos y uno rojo). Se le veían las piernas, pero no pudimos distinguir los brazos. Se acercaba a la cima de una colina, pero comenzó a moverse en nuestra dirección cuando nos dirigimos hacia él. Sin embargo, cuando nuestros porteadores hicieron ruido, se movió hacia la cima de la colina.
El objeto permaneció inmóvil durante unos cinco minutos después de llegar a la cima de la colina, luego se movió en otra dirección antes de desaparecer… Curiosamente, cuando estaba al sol, se volvió negro, y en la sombra de la colina, se volvió blanco», describió uno de los científicos.
El texto original también mencionaba que los científicos tomaron muchas fotos, pero por alguna razón, ninguna de ellas fue publicada en los medios.
Un año después, una descripción más detallada de esta observación apareció en la revista «India Today»:
«Alrededor de las 6:45 a.m., cuando los científicos se preparaban para salir de sus tiendas, uno de los porteadores notó un objeto blanco en la cima de una cresta montañosa cercana y gritó: ‘¡Señor, ahí viene el Yeti!’ Luego Anil Kulkarni, un investigador principal que ha estado cartografiando glaciares durante un cuarto de siglo, y los miembros de su equipo vieron algo que parecía un robot flotando a unos pocos centímetros del suelo y acercándose al campamento por la ladera de la montaña.
Kulkarni y su colega geólogo Sunil Dhar sacaron sus cámaras digitales y comenzaron a fotografiar el objeto, mientras el equipo corría hacia la montaña. El objeto alargado, de unos 3 a 4 pies de altura, continuó moviéndose cuesta abajo hacia el equipo. Tenía una cabeza cilíndrica con dos ‘apéndices’ que parecían globos, un cuerpo, brazos y dos piernas. ‘Parecía que caminaba, se agachaba y medía los pasos como un ser humano’, recordó Sunil Dhar.
Los científicos observaron a la criatura durante unos 45 minutos y quedaron desconcertados por lo que vieron. Enviaron las fotos que tomaron a su organización, ISRO (Organización India de Investigación Espacial), junto con su descripción. Este informe luego fue enviado a los militares y a SASE (Establecimiento de Estudio de la Nieve y las Avalanchas).
Las conclusiones de estas organizaciones son desconocidas, pero Kulkarni cree que era un OVNI o un sofisticado dron espía extranjero capaz de alta maniobrabilidad.
‘Es un misterio más allá de la percepción humana’, dice Sunil Dhar.
‘No existe ninguna tecnología conocida en el sector civil que pueda explicar el objeto misterioso que vimos tan de cerca’, dice Kulkarni.
‘No parecía un objeto hecho por el hombre’, opinó el geólogo Rajesh Kalia.
Enanos, vimanas y el monte Kailash
En los textos hindúes antiguos, a menudo se mencionan pequeñas criaturas humanoides llamadas yaksha, yakkha, jakkha o jak. Por lo general, se representaban como enanos y se consideraban espíritus de la naturaleza, habitando montañas o bosques.
Los yaksha se mencionaban frecuentemente en conexión con los vimanas, las máquinas voladoras de los dioses hindúes antiguos. Por ejemplo, en el «Ramayana» se describe cómo, después de derrotar al rakshasa (demonio caníbal) llamado Ravana, Rama voló a casa en el vimana dorado con forma de cúpula, Pushpaka, que se controlaba con comandos mentales. Inicialmente, este vimana pertenecía al líder yaksha Kubera.
También hay referencias a que los yaksha tenían muchos de estos vimanas. Una vez, Ravana atacó la ciudad yaksha de Alaka, ubicada en el monte Kailash (la misma montaña sagrada con forma de pirámide).
Se produjo una gran batalla entre Kubera y Ravana, durante la cual Kubera fue herido, pero sus camaradas trajeron dos vimanas y rescataron al líder, llevándolo a su palacio.
Algunos ufólogos creen que los yaksha y los vimanas se parecen sospechosamente a los extraterrestres grises modernos y sus naves OVNI. Ambos tienen cabezas grandes, estatura baja, la capacidad de volar en dispositivos extraños, incluidos los de techo con forma de cúpula. Y elegir el inaccesible Himalaya como base, especialmente en esos tiempos lejanos, parece bastante lógico.
‘El Himalaya es inaccesible y abunda en yakshas (enanos) y rakshasas (gigantes)… Ahora subiremos a esa roca blanca, el monte Mandara (una de las cumbres del Himalaya), habitada por yakshas, Manibhadra y Kubera, el rey de los yakshas’, se describe en el épico «Mahabharata.»
El monte Kailash, donde se ubicaba la ciudad yaksha, está casi 2 km más bajo que el Everest, pero a diferencia de este, nadie ha escalado su cima. La parte superior de la montaña tiene forma de pirámide con paredes rocosas empinadas, lo que hace que actualmente sea imposible para incluso los alpinistas más experimentados ascender.
Al mismo tiempo, los creyentes piensan que Kailash intencionalmente no permite que las personas lleguen a él porque aquellos que viven en su cumbre no lo desean. Más precisamente, dentro de la cumbre, porque la ciudad yaksha o la base alienígena probablemente no se ubicarían en la superficie abierta.
