Esta historia fue enviada recientemente a Lon Strickler, un investigador de criaturas extrañas, por una joven residente de Gran Bretaña. Después de eso, él contactó a la mujer a través de los contactos que ella proporcionó y le ofreció someterse a hipnosis regresiva si quería recordar más detalles.
«Una noche me desperté en un estado que se asemejaba a un espasmo intenso. No podía mover ni un solo músculo de mi cuerpo, pero sentía que alguien estaba acostado sobre mí.
Intenté con todas mis fuerzas moverme, pero lo único que logré fue mover ligeramente los dedos. Ni siquiera podía girar la cabeza. Y luego me di cuenta de que sentía algo más que solo un espasmo. Estaba profundamente dentro de mí, y eso me hizo sentir sucia y violada.
Luego alguien me agarró por el cuello, y alguien más se acostó encima de mí. Mis propias manos estaban colocadas a los lados de mi cuerpo, pero algo estaba apretando mi garganta con sus dedos. Aún intentaba con todas mis fuerzas escapar de este estado de espasmo.
Sentí a alguien respirando en mi oído, y luego escuché un sonido como gruñidos. Podía ver los contornos de la cabeza de alguien – una cabeza grande y alargada – muy cerca de mi rostro.
La sensación de espasmo comenzó a desvanecerse gradualmente, y me di cuenta de que esta criatura se parecía a un lagarto o una salamandra. Y parecía reflejar todo a su alrededor, probablemente era capaz de camuflarse. No estoy segura exactamente de lo que vi, pero lo vi claramente durante varios segundos. Era un reptil.
Le gruñí de vuelta. O al menos así me pareció a mí. Mi mente y mi cuerpo estaban tratando de hacerlo. Le enseñé los dientes y luego me di cuenta de que podía leer mis pensamientos. Entonces comencé a maldecirlo mentalmente y a expresarle todo tipo de obscenidades. Porque me sentía violada.
Al siguiente momento, se deslizó fuera de mí y se quedó a un lado del pie de la cama. A través de la delgada abertura en las cortinas, penetraba la luz. Había diferentes tonos de brillo dorado, dentro de los cuales flotaban partículas de polvo o pequeñas estrellas que se movían como pequeñas luces brillantes.
Esta criatura reptiloide medía aproximadamente 6 pies (182 cm) de altura, y sentía que se sentía satisfecha consigo misma e incluso orgullosa de lo que había hecho. Traté de sentarme en la cama y maldecirla mentalmente de nuevo.
Mientras tanto, la criatura entró en el haz de luz, y sus pies desaparecieron de inmediato en la luz. Cuanto más se movía la criatura hacia la luz junto a la ventana, más desaparecía. Cuando desapareció por completo, me sentí relajada, pero aún sentía como si me apretaran la garganta. Y sentía que este horrible monstruo me había violado.
Lo siguiente que recuerdo es que me desperté, y era una mañana soleada. Estaba acostada en la cama y escuchaba a mi mamá abajo en la cocina lavando los platos y haciendo tareas domésticas. Volví a reproducir todo el episodio nocturno en mi cabeza nuevamente, y aún tenía la sensación de que me apretaban la garganta.
Sabía que había sucedido; mi mente, mi corazón y mi alma lo sabían. Pero ¿cómo podía contarle esto a mi madre? ¿Quién creería algo así? No sabía qué hacer.
Poco después, falleció mi padrastro, y cuando le pregunté a mi madre si creía en los extraterrestres, ella me dijo que mi padrastro le contó cómo vio ovnis dos veces cerca de Brighton, East Sussex. Juraba que era real, pero solo se lo contó a mi madre».
