¿Puede una persona tomar el control de la mente de otra y obligarla a cometer un crimen mediante influencia hipnótica? He aquí la historia preservada en los anales de la justicia.
A los 28 años, el residente danés Palle Hardrup nunca había tenido problemas antes. La pistola en el bolsillo de su abrigo se sentía fría y voluminosa. Cuatro veces pasó por delante del banco, como en trance, agarrando la pistola con una mano y sujetando el cuello de su abrigo alrededor de su cuello, pues el 29 de marzo de 1951 hacía frío en Copenhague.
Para su crimen, Palle eligió un banco pequeño, o mejor dicho, un banco pequeño fue elegido para él. Una y otra vez, el hipnotizador implantó en Palle la sugerencia de tomar la pistola e ir al banco. Y ahora, en un estado de ensimismamiento, vacilaba en la puerta con la pistola en su bolsillo.
Su mente aún luchaba contra la voluntad de otro cuando Palle, tropezando, entró en el banco y se acercó a la ventana más cercana. El cajero Kai Moller le sonrió, pero la sonrisa se le congeló en los labios cuando vio el extraño, loco fuego en los ojos de Hardrup.
Palle no podía recordar si exigió dinero, y Kai Moller nunca lo diría, ya que la pistola apuntada hacia él disparó dos veces, y Moller cayó muerto.
Otros empleados del banco cayeron al suelo detrás de sus mostradores, los visitantes huyeron por la entrada principal, y solo Hans Wisbom, el gerente del banco, miró directamente al ladrón a los ojos. Por su valentía, pagó con su vida, tendido en el suelo con una bala en la cabeza.
Cuando Palle fue juzgado, relató una extraña historia de cómo fue sometido a hipnosis por cierto Bjorn Nielsen, quien repetidamente, tres veces a la semana durante tres meses, le instruyó que robara este banco y disparara al cajero si se negaba a entregar el dinero.
Bajo tal presión constante, dijo Palle al jurado, se convirtió en poco más que un zombi, perdiendo el control de su voluntad, por lo que el crimen no pudo evitarse.
Aunque el jurado aceptó la declaración de Nielsen de que no estaba presente en la escena del crimen cuando ocurrió, creyeron el testimonio de Palle Hardrup de que simplemente era un robot, controlado por la voluntad maligna de Nielsen a través de la hipnosis. Nielsen fue acusado de planificar el robo e incitar al asesinato.
Tal acusación era sin precedentes, y el tribunal danés tuvo que probar que Nielsen deliberadamente coaccionó a Hardrup contra su voluntad para cometer el crimen al someterlo repetidamente a sugestión hipnótica. Probar tal cosa no fue fácil.
El juicio fue sensacional en muchos aspectos. Como se esperaba, Palle Hardrup fue declarado culpable de doble asesinato y tentativa de robo bancario. Fue condenado a tratamiento en un hospital psiquiátrico con liberación después de dos años si estaba completamente curado para entonces.
El tratamiento de Palle se prolongó y no fue dado de alta del hospital hasta 1967 (después de otra audiencia judicial). Después de todo esto, el hombre cambió su nombre a Palle Wishman e intentó olvidar todo lo que le había sucedido. Ni siquiera le contó nada a su última compañera. Palle falleció en 2012.
El caso con Nielsen fue totalmente diferente. Aquí se necesitaban expertos con experiencia y pruebas convincentes que pudieran persuadir incluso al propio criminal. El principal testigo en el caso fue el Dr. Paul Reiter, jefe del departamento psiquiátrico del hospital de la ciudad de Copenhague.
Testificó que en el momento del crimen, Hardrup actuaba en contra de sus deseos e impulsos normales. De hecho, actuaba en un estado semi-consciente y doloroso, privado de su propia voluntad por una sugestión hipnótica repetida. Un impulso volitivo enviado desde fuera lo llevó al acto criminal.
Bjorn Nielsen fue condenado a cadena perpetua, pero fue indultado después de una revisión del caso en 1967. Se decidió que no había pruebas que demostraran de manera concluyente que su «sujeto» Palle estaba bajo hipnosis durante el asesinato. Sin embargo, la historia dejó una marca indeleble en la psique de Nielsen, y en 1974, se suicidó en su apartamento tomando cianuro.
