Una mujer llamada Susan Mary (el nombre ha sido cambiado por motivos de anonimato) cree que cuando tenía 2 o 3 años, horribles demonios se apoderaron de su cuerpo.
Es más probable que esto haya sucedido porque sus padres estaban involucrados en el satanismo y, en general, eran personas bastante crueles.
Desde entonces, la niña comenzó a sufrir emocionalmente porque los demonios le decían cosas espantosas y también veía visiones aterradoras. «Vi que las ventanas de la casa estaban llenas de sangre, como si hubiera ocurrido un asesinato.
Y escuchaba horribles gritos, como si estuvieran torturando a la gente. Los demonios también se reían de mí, diciéndome cosas horribles: ‘Eres una criatura miserable. Vamos a destrozarte como a un cerdo’, relató a los periodistas.
Esto continuó durante varias décadas. Incluso cuando Susan ya vivía por separado de sus padres, no podía deshacerse de los demonios. Debido a esto, le costaba mucho asistir a la iglesia.
En un momento, finalmente compartió sus sufrimientos con su mejor amiga, quien le aconsejó acudir a los sacerdotes en busca de ayuda. Así, Susan Mary fue a ver al exorcista católico Carlos Martins. Durante una sesión de exorcismo sobre Susan, fue necesario colocarla en una silla pesada, y varios hombres fuertes tuvieron dificultades para mantenerla en su lugar mientras el sacerdote rezaba.
Pero incluso entonces, ella varias veces se zafaba y arrojaba a esos hombres como si fueran niños pequeños. Durante el proceso de expulsión de los demonios, apareció sangre en la ropa del sacerdote, y en su cuerpo había marcas de un ataque de algo invisible.
Pero al final, él lo logró. El sacerdote Carlos Martins, de Ontario, Canadá, explicó: «Cuando era niña, siempre supe que era diferente. Mi comportamiento no era como el de los demás niños. Ellos disfrutaban de la vida, pero yo no… Era horrible. Oías lo que no querías oír y veías lo que no querías ver… Y todo era muy visual. Sentía que estaba perdiendo la razón, y no había salida, excepto la muerte», relató Susan.
«Dentro de mí sentía frío, tenía mucho frío, como si estuviera en el Ártico sin abrigo. Sentía una increíble inquietud y ansiedad, como si mi sangre estuviera hirviendo. También sentía, no sé por qué, que necesitaba ir al baño o que me iba a dar náuseas».
Después de la expulsión de los demonios, la mujer finalmente se sintió bien: «Fue como el silencio después de una terrible tormenta. Finalmente llegó la calma. Pero sabía por lo que acababa de pasar. Entendí que cuando el caos dentro de mí se calmó, llegó la paz y el silencio. Ahora me siento mejor porque sé la verdad sobre mí misma.
Sé que soy amada por Dios y por personas buenas que cuidan de mí». El sacerdote Carlos Martins realizó muchos procedimientos de exorcismo, y todo comenzó cuando fue asignado para lidiar con fenómenos poltergeist. Fue entonces cuando se dio cuenta de que tenía el don de expulsar la maldad.
«No te contagiarás de un demonio si usas un inodoro en un baño público, pero si estás sentado en un autobús cerca de una persona poseída, puedes contagiarte. Atraes al demonio porque abres la puerta, y mientras esta puerta esté abierta, él estará allí. Mi tarea es quitarle al demonio el derecho de estar aquí», explicó el sacerdote.
