El milagro de John Trainor: Cómo un baño en agua santa curó a un marinero de parálisis y epilepsia.
El marinero británico John Trainor nació en 1883, sirvió en la marina mercante y luego participó en la Primera Guerra Mundial. En octubre de 1914, fue herido en Brujas y luego cayó bajo fuego de ametralladora durante la campaña de Gallípoli en Turquía. Después de esto, desarrolló una fuerte epilepsia, y uno de sus brazos quedó paralizado.
En 1920 fue operado para intentar aliviar su condición, pero el resultado fue peor, quedando completamente paralizado de la cintura para abajo. Durante algunos años, Trainor sufrió, hasta que escuchó por casualidad sobre el pueblo de Lourdes en Francia, donde, según se decía, había una fuente de agua santa que curaba todas las enfermedades.
En 1858, en la gruta de Lourdes, una joven llamada Bernadette Soubirous vio repetidamente la aparición de la Virgen María, quien le indicó el lugar donde debía cavar un pozo, cuya agua sería milagrosa.
Esta gruta, conocida como la gruta de Massabielle, sigue siendo visitada por cristianos que esperan curarse con su agua milagrosa.
Se cree que, en los últimos 150 años, esta agua ha curado a unas 7.000 personas. Cada año, más de 5 millones de peregrinos visitan este lugar.
Cuando John Trainor llegó a Lourdes, no solo bebió el agua, sino que también se sumergió en ella al menos 9 veces.
Y no logró regresar a su Liverpool natal cuando, milagrosamente, su parálisis desapareció, y la epilepsia desapareció también.
Este milagroso curación fue documentada, entre otros, por Malcolm McMahon, arzobispo de Liverpool, quien afirmó que la curación fue «absolutamente fuera de las fuerzas de la naturaleza». Inicialmente, la Iglesia Católica no reconoció la curación de Trainor como un milagro, porque consideró que no había pruebas suficientes de cuán grave había sido su enfermedad y cuánto había mejorado después de Lourdes.
Pero en 1926 se encontraron pruebas de ello. En particular, se descubrió un documento escrito por el doctor Auguste Valle, quien en esos años era el encargado de rastrear las curaciones milagrosas de Lourdes.
Él observó a Trainor y dijo algo muy similar a lo que había dicho McMahon: «El proceso de esta curación milagrosa no está en absoluto relacionado con las fuerzas de la naturaleza y está fuera de ellas».
Más tarde, McMahon emitió un veredicto oficial: «Considerando toda la evidencia médica, el testimonio de fe de John Trainor y su devoción a la Virgen Santísima, con gran alegría declaro que la curación de John Trainor de varias enfermedades graves debe ser reconocida como un milagro realizado por el poder de Dios por la intercesión de la Virgen de Lourdes».
En los años siguientes, completamente saludable, John Trainor abrió su propio negocio de entrega de carbón y vivió muchos años más, falleciendo en 1943.
