Recientemente en Paraguay (Sudamérica), ocurrió lo que muchos han llamado un verdadero milagro de resurrección. Una recién nacida niña, que no mostraba signos de vida, fue declarada muerta por los médicos y entregada de inmediato a la familia para su entierro.
Sin embargo, cuando el cuerpo del bebé fue rociado con agua bendita antes del funeral, ¡la infante de repente se movió!
Esto ocurrió el pasado viernes cuando una joven embarazada de 32 semanas fue llevada de urgencia al hospital regional de Ciudad del Este debido a problemas respiratorios.
Mientras brindaban asistencia, los médicos sospecharon que debido a la prolongada privación de oxígeno, el bebé en el útero podría perecer, y que la madre necesitaba una cesárea de emergencia para darle al niño una oportunidad de vida, aunque fuera prematura.
La operación fue exitosa, pero la niña entregada no respiraba, no se movía ni mostraba ningún pulso.
No está claro si los médicos realizaron algún esfuerzo de reanimación, pero la niña fue declarada muerta y su cuerpo fue entregado al padre, Ignacio Medina Vega. Inmediatamente informó a toda la familia sobre la triste noticia, y decidieron enterrar al bebé el mismo día.
Se compró rápidamente un pequeño ataúd blanco, en el que Vega colocó el cuerpo sin vida de su hija. Más tarde, se descubrió que el cuerpo de la niña había permanecido en el ataúd durante al menos cuatro horas, sellado herméticamente con una tapa.
Cuando todo estaba listo para el funeral, la tapa del ataúd se retiró temporalmente para que el sacerdote invitado rociara agua bendita sobre el cuerpo de la niña. Y casi inmediatamente después de esto, su tío se acercó al ataúd para despedirse. ¡De repente, notó que la cabeza de la niña «muerta» se movía!
Al inspeccionar más de cerca, se dio cuenta de que no era su imaginación; la bebé estaba respirando y su pequeño corazón latía en su pecho. Llamó a toda la familia para presenciar este milagro, y luego la niña «resucitada» fue llevada de vuelta al hospital de Ciudad del Este.
Allí, los médicos colocaron al bebé en una incubadora en la unidad de cuidados intensivos, donde la niña, que pesaba solo 600 gramos, permanece hasta el día de hoy, desafiando aún a la muerte.
«Cuando el médico la tocó, lloró. Los médicos nos dijeron que era un verdadero milagro. Lo más serio es que nosotros, resulta, podríamos haberla enterrado viva», dijo el padre de la niña.
Según informes de los medios locales, en honor a esta resurrección milagrosa, los padres de la niña quieren nombrarla Milagros de Jesús.
Los médicos ofrecen actualmente un «pronóstico reservado» para su condición y están tratando de entender bajo qué circunstancias este niño fue declarado muerto y si se llevaron a cabo todos los procedimientos estándar para su caso.
Un representante del hospital, Federico Schrödel, dijo a los periodistas que no descartan la posibilidad de catalepsia, una condición caracterizada por la falta de reacción a estímulos externos, pérdida de conciencia e inmovilidad del cuerpo.
«Debido a su prematuridad, podría haber sucedido que ella permaneciera prácticamente sin ningún signo de vida», agregó.
