Un investigador estadounidense de criaturas misteriosas, Lon Strickler, publicó en su sitio web una historia compartida por un residente nativo Yupik de Alaska. En la mitología Yupik, existen seres llamados «Ircesnrrat,» descritos como semi-demonios capaces de cambiar de forma. A menudo aparecen como pequeños hombres salvajes.
«Los he visto desde lejos, pero otros los han visto de cerca y en detalle. Se sabe que estas criaturas pueden atravesar paredes y aparecer en las casas de las personas. Un conocido me contó sobre una pequeña mujer arrugada, vestida con ropa de piel sucia, que saltó a su dormitorio, caminó hacia la sala de estar y luego desapareció. En otra ocasión, un pequeño anciano, de no más de 60 centímetros de altura, saltó a la casa de una mujer y segundos después desapareció a través de la pared opuesta», escribió esta persona.
En algunos relatos, los Ircesnrrat son descritos como seres malévolos y vengativos, mientras que en otros, son compasivos y ayudan a las personas. Generalmente, se cree que se comportan con las personas tal como las personas se comportan con ellos: si se les trata con amabilidad y respeto, responderán de la misma manera.
Este individuo, un ávido cazador, relató un incidente que le ocurrió personalmente el 7 de mayo de 2008. Ese día, fue a la tundra en una moto de nieve para cazar gansos en una zona pantanosa cerca de la montaña Pilcher (área de Kusilvak). Para cuando llegó, habló con otro cazador que encontró allí y buscó un buen lugar para cazar, ya había caído la tarde.
Se instaló en un claro, listo para disparar a los gansos, cuando notó un objeto oscuro a lo lejos. El lugar era plano, con pantanos de color verde claro, lo que hacía que el objeto oscuro pareciera una anomalía. Al acercarse, el cazador se dio cuenta de que era un niño sentado completamente inmóvil. Al principio pensó que estaba equivocado, pero luego decidió acercarse.
Encontró a un niño Yupik de ocho años, que parecía desorientado y asustado. El niño estaba vestido con una sudadera gruesa, una chaqueta fina y zapatos ligeros, todo perfectamente limpio y seco, a pesar de estar rodeado de pantanos. El cazador pensó que el niño podría haber llegado en un bote que volcó, dejándolo atrapado en el pantano.
Cuando le preguntó cómo llegó allí, el niño respondió: «No lo sé.» Preocupado, el cazador le hizo más preguntas, pero el niño parecía estar en estado de shock, respondiendo solo con monosílabos. Finalmente, el niño dijo que estaba solo y pidió al cazador que lo llevara a casa. En el camino, el cazador le ofreció dulces, refrescos y algo de comida, pero el niño rechazó todo, lo que el cazador consideró extraño.
El niño lo guió hasta el pueblo y la casa de su abuela, y el cazador lo entregó allí. Cuando la abuela escuchó dónde habían encontrado a su nieto, quedó asombrada, diciendo que él había estado cerca de la casa solo unas horas antes.
Al día siguiente, cuando el niño se recuperó del shock, explicó que mientras caminaba cerca de la casa, encontró pequeños hombres que lo atrajeron fuera del pueblo y lo llevaron a su vivienda bajo una montaña. Allí, vio miles de pequeños hombres similares que intentaban comunicarse con él en inglés, en el idioma Yupik y en otro idioma que no entendía.
El lugar tenía muchos túneles iluminados por piedras brillantes. También vio a una pequeña niña humana que era prisionera. A él no lo encarcelaron, pero lo interrogaron durante mucho tiempo. Más tarde, los pequeños hombres lo llevaron a tres túneles y le dijeron que se fuera a casa. Al elegir uno de los túneles, se encontró en un pantano.
Según el cazador, el niño tuvo mucha suerte, ya que se cree que estas criaturas no suelen liberar a los niños, sino que los mantienen como esclavos.
