El explorador británico Percy Fawcett es principalmente conocido por desaparecer sin dejar rastro en 1925 durante una expedición a las selvas de Brasil en busca de la antigua ciudad perdida de Z, supuestamente construida por sobrevivientes de la Atlántida.
Fawcett tenía dos hijos, Jack y Brian. El mayor, Jack, partió en busca de la ciudad de Z con su padre y también desapareció. El menor, Brian, también estaba obsesionado con Sudamérica y sus antiguas civilizaciones, incluso intentó encontrar a su padre y hermano perdidos, pero más tarde trabajó como ingeniero en el ferrocarril en Perú.
En 1958, Brian Fawcett publicó un libro sobre asentamientos indígenas en la Amazonía llamado «Ruinas en el Cielo», en el que describió cómo vio con sus propios ojos a pequeños hombres de aproximadamente medio metro de altura.
Además, el lugar donde ocurrió esto no estaba lejos de la entonces estación de ferrocarril más alta del mundo en los Andes.
«Una noche de invierno, en el crepúsculo, me quedé en las nieves en la cima del camino principal, revisando suministros… Una ventisca estaba azotando y la nieve caída reflejaba la luz del cielo aún brillante.
Regresaba de inspeccionar pastillas de freno usadas dispersas a lo largo del camino dentro del túnel de Galera cuando una pequeña figura humana acompañada por una especie de animal cruzó las vías a unas diez yardas de distancia de mí.
Sus dos siluetas solo eran parcialmente visibles contra la luz, pero algunos detalles eran claramente distinguibles. La figura era un humanoide de unos 2 pies de altura con ojos rasgados, vestido como ‘Robinson Crusoe’ (aparentemente con pieles de animales).
El animal que caminaba a su lado se parecía a una rata grande o marmota, del tamaño de un gato, pero solo pude verlo brevemente porque el hombrecito me notó de inmediato y huyó. Las huellas que dejaron en la nieve parecían simples hoyos y no me dijeron nada…»
Unos días después, Brian Fawcett se encontró con estas criaturas nuevamente. Esta vez, había dos hombrecitos, cada uno acompañado por lo que parecía ser un animal similar a una rata. Esto sucedió cuando Fawcett se bajó del tren en la misma estación de gran altitud y se quedó allí, esperando otro tren.
«La niebla irregular ocultaba las cimas circundantes, ocasionalmente dando solo una débil visibilidad a nivel del suelo, pero en un momento de visibilidad parcial, noté a dos de estos enanos, parecidos a ‘Robinson Crusoe’, con sus compañeros parecidos a ratas cerca de un pequeño charco entre las rocas. Solo duró un segundo, y luego volvieron a ser ocultados por la niebla.»
Más tarde, Fawcett habló con indígenas que trabajaban en las minas en el paso de Ticlio en los Andes, cerca del cruce del ferrocarril. Cuando ganó su confianza, le contaron sobre los enanos llamados «muquis» que vivían en algunas minas antiguas de la época de los conquistadores españoles.
Cuando describieron los hábitos y la apariencia de estas criaturas, Fawcett pensó que eran muy similares a los tommyknockers, pequeños hombres verdes que habitan en las minas de Cornwall, Inglaterra, según el folclore local. Que, a su vez, se parecen un poco a los duendes irlandeses.
Según los indígenas, estos «muquis» son bastante amigables con las personas si no se las molesta. Y a veces comienzan a golpear en las minas justo donde se encuentran los ricos yacimientos minerales, por lo que los mineros están muy agradecidos.
