La Luna, a menudo percibida como un cuerpo celeste estéril, podría contener más agua de lo que se pensaba, según investigaciones recientes que sugieren que parte de esta agua podría haberse originado en la atmósfera de la Tierra. Este descubrimiento añade una nueva dimensión a nuestra comprensión de la hidratación lunar.
Durante la última década, diversas misiones espaciales han detectado agua en la Luna, principalmente en forma de hielo cerca de los polos. Otras regiones pueden contener minerales ricos en agua. Este hallazgo es crucial para planificar futuras misiones lunares tripuladas, ya que la identificación de fuentes de agua puede determinar los lugares de aterrizaje y respaldar la presencia humana sostenida.
La teoría predominante sostenía que el agua en la Luna se formó principalmente a partir de cometas y asteroides que chocaron con ella a lo largo de miles de millones de años. Además, parte del agua podría haber resultado del impacto de iones de hidrógeno y oxígeno del viento solar. Otra hipótesis relaciona el agua lunar con la formación de la Luna a través de una colisión colosal entre una protoplaneta y una joven Tierra hace 4.4 mil millones de años.
Sin embargo, investigadores de la Universidad de Alaska en Fairbanks proponen un nuevo mecanismo: la atmósfera de la Tierra podría ser una fuente de parte del agua lunar. Esto ocurre durante el paso mensual de la Luna a través de la magnetosfera terrestre.
La magnetosfera terrestre, una burbuja protectora del campo magnético, se asemeja a un cometa con una parte frontal redondeada y una cola que se extiende lejos del planeta. Aproximadamente cada mes, durante unos cinco días, la Luna atraviesa esta cola.
Durante este período, las líneas del campo magnético de la Tierra, que a veces se rompen, permiten que los iones de hidrógeno y oxígeno de la atmósfera terrestre escapen al espacio. Cuando la Luna pasa por la cola magnetosférica, algunas de estas líneas rotas se vuelven a unir, dirigiendo iones de nuevo hacia la Tierra. Con el tiempo, algunos de estos iones llegan a la superficie de la Luna.
Günter Kletetschka, el investigador principal del estudio, compara este proceso con una «ducha», donde iones de agua de la Tierra llegan a la superficie lunar. Los científicos estiman que este mecanismo podría acumular alrededor de 3,500 kilómetros cúbicos de agua en los polos de la Luna a lo largo de miles de millones de años, según cálculos conservadores que indican que solo el uno por ciento de los iones que abandonan la Tierra llegan a la Luna.